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CONCURSO LITERARIO IES PEDRO IBARRA: PREMIADOS DE PRIMER CICLO.

PRIMER PREMIO:

VEN PRIMAVERA Y CÚRAME EL INVIERNO, Margara Soler Lag, 2º ESO A.

A mucha gente le gusta imaginar. Imaginar cómo serían de mayores, con barba, más flacos, más gordos, más altos, ´más bajos; imaginar que no hay guerras, ni discriminaciones, hablar en una única lengua... Imaginar no es malo. La imaginación te ayuda a creer en un mundo mejor. Sí, sí, como en los anuncios de la Coca-cola, algo por el estilo. A mí, me encanta imaginar. Me encanta imaginar que estoy en un videoclip mientras escucho mi canción preferida por la calle. Me encanta imaginar que seré la mujer de un famoso. Me encanta imaginar que seré parte de algo muy grande. Me encanta imaginar que un niño del Colegio de San Ildefonso catará mi número d ela lotería. Esas imaginaciones son las que hacen que una persona sea feliz. Me encanta la canción de "Imagine" de Jonh Lennon. Gracias a la imaginación, no hace falta consumir drogas ni fumar marihuana.
Me llamo Celia y tengo doce años. Vivo en un pequeño pueblo de Barcelona, Monistrol de Monstserrat.
¿A ver si adivináis? Sí, me encanta imaginar. Tengo una lista de imaginaciones, y a tengo trescientas setenta y tres. Algunos me llaman loca, otros, ni siquiera me importa. Vivo en mi8 mundo de colores, en la calle piruleta número infinito. Las nubes son de algodón de azúcar, y los semáforos de barras de caramelo. El Sol es una gran bola de chicle, con pica-pica dentro. El mar no es salado, es dulce. En mis minas no hay carbón vegetal, solo existe carbón de azúcar. La gente es muy generosa. Al lado de mi casa está la fábrica de Willy Monka con sus graciosos y divertidos Oompa-Loompas. Tengo que reconocer que el chocolate de su fábrica está buenísimo. Cada mañana, al despertar, me apunto en mi diario el sueño que tengo cada noche. En algunos pienso: ¿Pero, qué he soñado? en otros: ¡Jopé! ¡No me acuerdo!, en otros: ¡Ojalá no me hubiera despertado! Siempre me despierto en el momento más emocionante. No me gustan las películas tristes ni las de miedo. Me gusta la nieve, me gusta escribir mi nombre en los cristales empañados, me gustan, bueno, me encantan las galletas Oreo, y reírme de cómo se me quedan los dientes negros después de comérmelas. Me gusta girar la bola del mundo, pararla con el dedo y que el lugar señalado seal el próximo que visite. Me gusta comerme el Cola-cao a cucharadas y, seguidamente, toser. Me gustan los finales felices. Me gustan las hamburguesas de Mc Donalds y los helados del italiano. Me gusta salir a la calle cuando llueve y cantar Im singing in the rain. Me gusta reírme a carcajadas. Me gustan los dibujos animados y las películas fantásticas. Me gustan mis ojos, pero odio mi nariz.
También odio muchas cosas: odio que las niñas de ahora solo imaginen que tienen veinte años, hay que disfrutar de la niñez: jugar a la comba en el patio del colegio, que las decisiones se resuelvan con un pito-pito gorgorito dónde vas tú tan bonito... Me gusta comprarme una bosa de chuches y comérmelas poquito a poco. Me encanta ser niña. No me gusta odiar.
No entiendo las prohibiciones, ni los documentales de La dos. No entiendo cuando habla un político. No entiendo a un anciano sin su dentadura. No entiendo el euskera ni el gallego, pero sí entiendo el catalán y el valenciano. No entiendo a las personas que asesinan. No entiendo la Ley Sinde. No entiendo el accidente de las Torres Gemelas. No entiendo los atentados. No entiendo las canciones en inglés, pero las canto como quiero. No entiendo lo que es el Facebook, Tuenti, Twitter... Pero sí entiendo los juegos de la Wii y mi Primera Encarta. No entiendo nada de fútbol, baloncesto, tenis... pero sí de gimnasia rítmica.
Voy todavía al colegio. Me gusta mucho, sobre todo Plástica y Música. Son mis asignaturas preferidas. De mayor quiero ser niña. Y de vieja quiero ser mayor, y tener tres hijos: Noah, Minerva y Sergi. Quiero tener un marido perfecto, si puede ser, que sea médico. quiero que, cuando me muera, me reencarne en fénix y que mis lágrimas sirvan para curar. Quiero ser aventurera, soy fanática de Indiana Jones. Quiero tener un descapotable, y sentir el aire enredado entre mi pelo. Quiero crear mi propia religión. Quiero crear una cura para el cáncer y una solución para el Sida. Quiero creer en mí, y no en Dios. Quiero que la gente queme todas sus armas. Quiero querer.
Me gusta soñar aventuras divertidas d ela mano de Jack sparrow. Me gusta soñar que nunca moriré. Me gusta soñar que soy la princesa Peach en el juego de Mario Bross. Me gusta ser el punto final de un cuento de quinientas páginas. Me gusta soñar que soy la protagonista d emi propio cuento de amor. Me gusta soñar que esta noche va a subir mi Romeo trepando por el balcón de mi cuarto con un ramo de rosas rojas. Me gusta soñar que no va a haber nuevas guerras. Me gusta soñar que a Walt Disney, en un futoro, lo descongelarán y creará nuevas películas. Me gusta soñar que ganaré el Premio Nóbel de la Paz, un Óscar y asistir al musical de Mamma Mía. Me gusta soñar que sacaré un diez en Naturales. Me gustaría soñar que soy una paciente de House. Me gusta soñar.
Muchos de mi clase me marginan. Dicen que soy una rarita, pero me da igual yo siempre digo que con un libro en la mano no hace falta tener amigos. Me encanta estudiar. Algún día de la semana me voy a la biblioteca y leo libros de historia. Si nlugar a dudas, mi libro preferido es La hija d ela noche. Es divertido, misterioso y engancha muy rápido.
Me llamo Celia y tengo doce años. Vivo en un pequeño pueblo de Barcelona, Monistrol de Montserrat.
El médico me diagnosticó cáncer de pulmón antes de Navidad, desde muy pequeñita he tenido problemas de pulmón. El médico le ha dicho a mi madre que me quedan cinco semanas de vida. ¿A ver si adivináis? Sí, me gusta imaginar, creer, querer y soñar.
Ven primavera y cúrame el invierno.




SEGUNDO PREMIO:


PENSANDO QUÉ ESCRIBIR, Laura Coves Fernández, 2ª ESO A

El profesor ha dicho las palabras claves: redacción libre de cuatro folios. Se ha armado un revuelo increíble en la clase. Algunos de mis compañeros se quejan, pues odian todo lo relacionado con la escritura, la lectura y, por supuesto, el pensar. ¿Irónico, verdad?
Yo estoy apurada. Aunque adoro escribir, cuando se trata de textos cortos, lo paso un poco mal.
Veo la hoja en blanco e intento escribir algo coherente en ella. Lo único que consigo poner son cosas aburridas y sin sentido.
Miro por la ventana y suspiro. Ya hace calor y en la clase no se puede ni respirar. Veo volar una mariposa cerca de un árbol y deseo ser esa mariposa. Mi mente vuela por las nubes, posándose en las flores, sintiendo la brisa en la cara. Entonces escucho mi nombre varias veces. El rostro del profesor me devuelve a la realidad.
Se ha acercado a mi mesa y al ver que no había escrito nada, me ha llamado la atención. Vuelvo a la tarea.
Sigo sin saber qué escribir. En mi mente se acumulan muchas ideas. Podría escribir sobre miles y miles de mundos fantásticos que me he inventado; sobre las aventuras más arriesgadas que mi mente ha imaginado, sobre los curiosos personajes que mi cerebro ha creado... Pero, quizás, las historias fantásticas de mi mente sean demasiado largas para escribirlas en cuatro únicos folios.
No. He comenzado a escribir algunas de ellas en mi viejo ordenador y coupan más de cuatro hojas. Muchas más.
A lo mejor, algún día, alguien publique estas historias y mi sueño de ser escritora se cumpla. De momento, tengo que conformarme con las críticas cariñosas y los ánimos d emis padres.
Vuelvo a centrarme en mi folio en blanco. He comenzado a morder el lápiz (como suelo hacer) y la hoja se ha llenado de virutas de colores.
Pienso, ahora, en escribir una historia romántica. Me imagino a mí misma vestida de gala y a un hermoso y caballeroso chico sacándome a bailar. Demasiado imposible. No conozco a ningún chico tan perfecto. Parece un príncipe de un cuento de hadas, pero yo no quiero eso. Puede ser que sea el chico perfecto para cualquier adolescente, pero esta perfección rebasa lo real.
Además, las historias románticas hablan de amores verdaderos, eternos e inmateriales. Yo creo que ese amor no existe. Es algo demasiado bonito para ser cierto. Descartada la idea de la historia romántica.
Dentro de poco acabará la clase y mi profesor desea que terminemos las redaciones ya. Algunos de mis compañeros han entregado las suyas y el profesor las lee en silencio. Con la gran mayoría, pone caras rasa. Con otras, en cambio, sonríe misteriosamente y las coloca aparte. Está claro que las está seleccionando, pero, ¿para qué?
Sacudo la cabeza. Ahora lo importante es escribir y nada más. Escribir... ¡¿pero qué?!
Hundo la cabeza en los brazos, desesperada. Me estoy empezando a irritar. ya me duele la cabeza de tanto pensar.
Mi compañera ha acabado y me susurra algo. No la escucho. Me acabo de acordar de una cosa que me contó mi padre:
"A veces, escribir sobre los que piensas cuando estás escribiendo, escribir sobre lo que es escribir; es lo mejor que puedes escribir"
Menuda paradoja, pienso. No tiene ni pies ni cabeza pero, ¿por qué no?

Ya no se me ocurre ninguna idea más, así que escribo, a partir de esa pequeña "paradoja", lo que acabo de pensar.
Dejo el lápiz y cojo el bolígrafo. Escribo:
Paradoja de una escritora sin ideas, por...
Me concentro al máximo y descubro que las palabras salen fluidas de mi mente y se adhieren a la hoja tan fuertemente como raíces al suelo.
Sí, sí. ¡Esto está mejor!
Poco a poco voy llenando las hojas con palabras. Una, dos, tres... y llega la cuarta.
Llego al final de la hoja y escribo:
... y me doy cuenta ahora de que, a veces, es mejor escribir cómo escribes que escribir sobre el tema que tienes pensado escribir. Fin.
Toca el timbre indicando que ya ha acabado la clase. Sonrío satisfecha. Al final no me ha quedado muy mal.
Cojo la mochila, dejo mis cuatro hojas en el escritorio del profesor y salgo de clase.
Al día siguiente, cuando vuelvo a entrar, me llama una amiga. Me acerco a ella, que me da la enhorabuena y señala una hoja en el corcho de clase. Leo:
Alumnos finalistas del concurso literario.
Me callo y continúo en silencio. Allí, entre dos alumnos de otros cursos está mi nombre. ¡No me lo puedo creer!
Noto una mano en el hombro y me giro. Es el profesor. Me mira sonriente y me dice que vaya pensando en algo para el próximo. Comenta que el otro día buscaba redacciones buenas para concursar y que la mía le encantó. Me felicita y se va. Ya sentada en mi silla, escribo en una hoja:
Escribir puede ser difícil y la mayoría de veces puede que no sebas sobre qué escribir. En estas ocasiones, no te calientes la cabeza, porque escribir qué es lo que piensas puede ser la solución a tus problemas y...



MENCIÓN ESPECIAL, Laura Coves Fernández, 2º ESO A.

PENSAMIENTOS.

Dulce etapa la infancia
cargada de juegos y risas
y la adolescencia es grata
pero tengo dudas reprimidas.

Me siento sola a veces,
porque siento que la gente
no sabe con creces
lo que me entristece.

Como sombras oscuras
preguntas llegan a mi mente,
que hablan de futuro,
de la vida, de la muerte.

Sencillas, complicadas,
preguntas buenas y malas,
escuchadas y sacadas
de la pura realidad.

¿Qué nos sucede al morir?
¿Hay un dicho Más Alla?
¿Aún muerto se puede vivir
o solo habrá osucuridad?

Estas dudas y mucha smás
recorren mis pensamientos
me hacen pasarlo mal,
hieren a mis sentimientos.

Alguna obtendrá respuesta
fácil seguro será,
pero otras más funestas
nadie las resolverá.


ODA A LA SOLEDAD.

Soledad. ¿Qué es soledad?
Un sentiomiento, una emoción
que sumerge al corazón
en una negra oscuridad.

La osucra sensación
que llega a veces
cuando más entristeces
y causa desesperación.

El desesperado intento
de una triste alma
por mantener la calma
y ahuyentar el lamento.

El lamento triste
del frío viento
que vuela lento
y que no existe.

La existencia fantasiosa
de un lugar peor
donde reina el dolor
del alma ansiosa.

La negra oscuridad.
La triste desesperación.
El lamento del corazón,
eso es la soledad.


AMISTADES.

Como un cálido abrazo,
como una gentil sonrisa;
sentado en el regazo
de la nítida brisa.

Como el gélido hielo,
como una lágrima fría;
volando por el cielo
bajo la lluvia, caía.

Como una blanda nube,
como una sana vida;
cuando caigo, sube,
me rescata, me cuida.

Como una suave brisa,
como tranquila calma;
alegra tu risa
mi triste alma.

Como cara feliz,
como lluvia estelar;
gracias a ti
vuelvo a volar.


AIRES DE LIBERTAD.

Prisas, enfados,
nervios estrés,
por todos lados
seguro que ves.

Coches, ruidos,
humo, hormigón,
ennegrecido
pulmón de carbón.

Atascos sin fin,
gris está el cielo,
escapar de aquí
es lo que anhelo.

Naturaleza
no es un secreto
que en tu pureza
el alma meto.

Verde espesura,
tierra mojada,
vete locura
que estoy cansada.

Envuelto en brisa
largo sendero,
andar sin prisa
es lo que quiero.

Debo marcharme
vuelvo al tromento,
no voy a quedarme
te lo prometo.

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